El cacao puede ser preparado en un contexto ceremonial, en este caso bajo la tradición Maya que la forma en que yo la conozco y así es como la preparo, trabajando de una forma muy consciente en niveles físico, mental, emocional y energético.
El espíritu de la cacao, en las ceremonias que he guiado he podido percibir su energía femenina, nos permite realizar un viaje hacia nuestro interior y abrir nuestro maravilloso corazón, el lugar en donde habita nuestra verdad. Sana y activa una frecuencia muy especial en cada persona, permitiendo armonizar y liberar aquello que cada uno necesita para su proceso más superior y evolutivo. Soltando aquello que ya no sirve y procesando de una manera profunda esa transformación, re-conexión y cambio que se necesite.
Las propiedades de apertura del corazón se le atribuyen a los niveles altos de Teobromina, un estimulante suave, el cual produce las betas-endorfinas. Estas hormonas son las responsables directas de las sensaciones de tranquilidad, relajación y felicidad. Actúa como diurético y estimula el sistema renal. Tiene un efecto estimulante en el sistema nervioso central. Al activar la mente, nos mantiene en presencia absoluta, estimulando las irritaciones sanguíneas y por ende nuestro corazón; así también va actuando desde un plano sutil, emocional y energético, que no podemos ver pero sí percibir.
Asimismo, el cacao contiene pequeñas cantidades de otras sustancias endorfínicas, responsables directas del éxtasis emocional; estimulando los centros del placer y da una sensación de amor constante. También, actúa en el hueso esfenoides, un hueso impar situado en la parte media de la base del cráneo, donde se aloja la glándula pituitaria que es estimulada gracias al alto contenido de teobramina que contiene el cacao ceremonial y que nos ayuda a despertar nuestro tercer ojo (sexto chakra).
Con amor, Glo
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